El maestro sufi contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los
alumnos no siempre entendían el sentido de la misma...
- Maestro - lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero
no nos explicas su significado...
- Pido perdón por eso. - se disculpó el maestro - Permíteme que en señal de
reparación te convide con un rico melocotón.
- Gracias maestro. - respondió halagado el discípulo.
- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu melocotón yo mismo. ¿Me permites?
- Si. Muchas gracias - dijo el alumno.
- ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos
para que te sea más cómodo?...
- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro...
- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte... Permíteme
también que te lo mastique antes de dártelo...
- No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! - se quejó sorprendido el
discípulo.
El maestro hizo una pausa y dijo:
- Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sería como darles a comer una
fruta masticada.
Cuentos para pensar. Jorge Bucay
Que gran verdad
ResponderEliminarAdrian.M 6ºA
Es muy esoecial y es muy bonito . ZAHRA 6B
ResponderEliminarQue bonito el cuento , eso nos enseña hay que ser amables y entender lo que dicen .
ResponderEliminarÁfrica María 6ºA
El profesor lo que quería era que los alumnos aprendieran lo que significaba cada cuento, porque si se lo decía no aprenderían nada.
ResponderEliminarAlicia 6ºA.
Tenemos que pensar
ResponderEliminarLorena 6ºA
Antes de hablar hay que pensar.
ResponderEliminarAdam 6ºA
Tienes que dejar que los demas aprendan no solo de sus errores si no tambien de muchas otras cosas si no nunca aprenderan.
ResponderEliminarClaudia 6ºA
SI NO NOS ESFORZAMOS, CONSEGUIMOS LO QUE QUEREMOS.
ResponderEliminarADRIÁN 5ºA